viernes, 30 de noviembre de 2012

Un paciente en estado vegetativo logra comunicarse para decir que no sufre.


Scott Routley es un canadiense de 39 años que se encuentra en estado vegtativo desde hace 12, debido a un accidente de automóvil. Un equipo de médicos de la Universidad de Ontario del Oeste, dirigido por el británico Adrian Owen, se valió de un escáner con el que monitoreaban su actividad cerebral para determinar que es capaz de realizar procesos cognitivos sencillos y responder ante estímulos externos.

Todo comenzó cuando Owen le solicitó que se imaginase jugando al tenis, y para su sorpresa el equipo detectó mediante una resonancia magnética de su cerebro cómo éste mostraba actividad en diversas zonas. «Scott ha sido capaz de enseñarnos que tiene una mente consciente y pensante. Le hemos escaneado varias veces y este patrón de actividad cerebral muestra que claramente está tratando de responder nuestras preguntas. Creemos que sabe quién es y dónde está», afirmó Owen en una entrevista para la BBC.
Se trata de un descubrimiento novedoso, ya que hasta ahora se pensaba que las personas en estado vegetativo no tienen percepción de sí mismos ni del mundo que los rodea. Esa era una de las razones por las que, aunque los padres de Routley habían informado de que su hijo podía comunicarse mediante movimientos de los pulgares o los ojos, sus médicos siempre rechazaron que eso fuera posible. «Me impresionó que fuera capaz de mostrar respuestas cognitivas. Tenía el perfil clínico del típico paciente vegetativo y no mostraba ningún movimiento espontáneo significativo», señaló Bryan Young, el neurólogo que supervisó a Routley durante su paso por el Hospital Universitario de Londres.
Owen y su equipo llevan trabajando varios años en un estudio que se publicó en 2010, y en el que se afirma que con procesos cognitivos sencillos como la imaginación se puede establecer una comunicación fiable con el paciente. El método usado por Owen consiste en asociar un tipo de pensamiento -uno que active una zona del cerebro- con la respuesta ‘sí’; y otro pensamiento completamente diferente -que active una zona del cerebro distinta- con la respuesta ‘no’. De este modo, cuando un paciente como Scott escucha una pregunta tiene las herramientas para responderla. Sólo necesita pensar en aquella actividad unida a la respuesta que quiere dar. En el caso de Routley, se le pidió que asociara su imagen jugando al tenis con el ‘no’ y, que se imaginase caminando por habitaciones de un edificio si la respuesta era ‘sí’. Este rudimento fue el que le permitió a Scott responder ‘no’ cuando los médicos le preguntaron si estaba sufriendo dolor alguno.

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