Todo comenzó cuando Owen le solicitó que se imaginase jugando al tenis, y para su sorpresa el equipo detectó mediante una resonancia magnética de su cerebro cómo éste mostraba actividad en diversas zonas. «Scott ha sido capaz de enseñarnos que tiene una mente consciente y pensante. Le hemos escaneado varias veces y este patrón de actividad cerebral muestra que claramente está tratando de responder nuestras preguntas. Creemos que sabe quién es y dónde está», afirmó Owen en una entrevista para la BBC.
Owen y su equipo llevan trabajando varios años en un estudio que se publicó en 2010, y en el que se afirma que con procesos cognitivos sencillos como la imaginación se puede establecer una comunicación fiable con el paciente. El método usado por Owen consiste en asociar un tipo de pensamiento -uno que active una zona del cerebro- con la respuesta ‘sí’; y otro pensamiento completamente diferente -que active una zona del cerebro distinta- con la respuesta ‘no’. De este modo, cuando un paciente como Scott escucha una pregunta tiene las herramientas para responderla. Sólo necesita pensar en aquella actividad unida a la respuesta que quiere dar. En el caso de Routley, se le pidió que asociara su imagen jugando al tenis con el ‘no’ y, que se imaginase caminando por habitaciones de un edificio si la respuesta era ‘sí’. Este rudimento fue el que le permitió a Scott responder ‘no’ cuando los médicos le preguntaron si estaba sufriendo dolor alguno.
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