Los autores del estudio
emplearon imágenes obtenidas por resonancia magnética de cabezas de alrededor de 10.000 sujetos, también obtuvieron fotos de sus retratos para intentar trazar un mapa del “
paisaje facial”
de los rostros. Estudiaron las distancias entre los ojos, la boca y la
nariz, la anchura de la frente, las cejas, el mentón, los pómulos, la
altura facial total, etc.
De este modo hallaron
cinco genes cuyas variantes representan
si un rostro es ovalado o rectangular, la forma de la nariz, la
separación de los ojos etc…
Gracias a ese fantástico descubrimiento han podido crear retratos
“fantasma” de un individuo a partir de un simple resto de su ADN,
esta herramienta resultaría bastante útil para los forenses.
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