En ella decía que había embolsado 1 céntimo de más y la informaban del tiempo límite para hacer efectivo el pago antes de que aumentase en un 20% el dinero a pagar. Y lo que ocurre siempre cuando, dispuesta a devolver la ínfima cantidad, el proceso burocrático la paró los pies avisándola que para devolver la cuantía primero debía pedir cita. La mujer aclaraba que tan siquiera se había percatado de que la habían pagado de más.
También advertía que si para un triste céntimo el estado ponía en marcha un proceso que conlleva una carta certificada y demás pasos que acaban saliendo más caros que el dinero a devolver, algo se estaba haciendo mal.
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